lunes, 1 de junio de 2009

"Los Chacales" en la Penal de Oblatos.

“Los Chacales” tenían como característica ser presos condenados a sentencias impagables en términos carcelarios. Eran presos que habiendo caído a Oblatos por robo o por homicidio, dentro de la misma cárcel iban acumulando nuevos crímenes –lesiones, extorsión u homicidio- hasta que sus condenas eran garantía de que jamás saldrían de La Penitenciaría; sus miembros más antiguos estaban en La Penal desde fines de los años cincuenta y principios de los sesenta. Algunos de sus más importantes miembros fueron Evaristo Plascencia Casillas, Juan Galeana Zepeda, Jesús Meza Borbón “El Pitoloco”, Raúl Flores Martínez, Tiburcio Mandujano Amador, Manuel Hernández Fonseca “La Bigotona”, Basilio Meza Acevedo, José de Jesús Flores Vázquez, Raúl Campos y unos años después se integraría al grupo Reynaldo Navarro Arrellano.
De hecho, fueron algunos de ellos quienes en 1960 asesinaron a Francisco Hernández Guzmán, alias “El Nahual”, otra de las leyendas negras de Oblatos durante la década de los cincuenta . Sobre Evaristo Plascencia Casillas —quien fuera asesinado por en septiembre de 1977 por algunos guerrilleros como ya indiqué— hacía 1961 tenia una condena acumulada de 62 años cinco meses doce días; Plascencia Casillas estaba en Oblatos por un homicidio cometido en 1953 y fue elegido junto a otros reos para ser enviado en la primera “cuerda” que salió de Oblatos rumbo a las Islas Marías. Junto con otros 18 de los “incorregibles” de La Penal fue consignado a esa cárcel del pacifico en julio de 1961; respecto a los enviados se decía:

Para que se pueda tener una idea de la peligrosidad de los nueve individuos que formaron la primera “cuerda” enviada anteayer de la Penitenciaría del Estado a las Islas Marías (…) advirtiéndose que sobre algunos de ellos pesan condenas acumuladas de treinta y cinco, cincuenta y ocho y hasta sesenta y dos años de prisión, por lo que se considera remoto que por lo menos en tales casos, tales delincuentes vuelvan algún día a pisar estas tierras .

Por otra parte, los guerrilleros que hicieron frente a “Los Chacales” tienen nombre, pertenecieron a un espacio y a un grupo. Octubre de 1977 es un temblor que derrumba las estructuras de un orden y entreabre las condiciones para otro momento. Ahí estaban dentro del grupo de los guerrilleros los hermanos Ramón y Juventino Campaña López, los hermanos Eduardo y Alfredo Manzano Muñoz. Todos de las FRAP; ahí estaban Jesús Ramírez Meza y Armando Rentería Castillo ambos de la Liga Comunista 23 de Septiembre. También estuvieron en medio de la destrucción del diez de octubre Manuel Garcia Moreno y Benjamin Ramírez Castañeada de la Unión del Pueblo. Algunos sin grupo definido como Sergio Symonds. Junto a ellos otros más que ya serán nombrados. Esto sin olvidar a los muertos: Reynaldo Navarro Arellano, Pedro Chávez de la O, Félix Zaragoza Quevedo, Luciano de la Torre Arévalo o Isidoro Rivas Rodríguez. Todos ellos miembros de “Los Chacales”, deambulando en un espacio efímero, electrificado por el caos.
Hay que intentar identificar una situación que se presentaba hacia los días cuatro y cinco de octubre de 1977. Es posible que en esos momentos se estuviera preparando una acción a gran escala dentro de La Penal por parte de las autoridades en contubernio con “Los Chacales”, con el objetivo de linchar a los guerrilleros. Esto se infiere por la manera en que algunos de los reos militantes de la guerrilla habían sido segregados tanto en el Departamento I como en “El Corralito” con la aparente intención de “utilizarlos” como piezas de ataque en una confrontación que redujera la influencia de los guerrilleros dentro de Oblatos. A lo largo de esta explicación veremos cómo el motín de Oblatos adquiere algunos de los elementos clásicos en ese tipo de conflictos: la toma de rehenes. En este caso, fueron varios grupos que conformaban los sectores poblacionales de La Penal los que quedaron bajo la amenaza de ser aniquilados por los amotinados. Entre estos objetivos estuvieron los mencionados “Chacales” identificados como los extorsionadores más brutales de Oblatos. De la misma manera corrieron peligro aquellos presos vinculados a “Los Chacales”. También –y por ello había que hacer algo- el personal penitenciario quedaría expuesto a la violencia.

El viejo y clásico motín en el que se domina a los guardianes suprimiendo el obstáculo viviente para la evasión, y les quitan las llaves, ha adoptado en la moderna historia penitenciaria diferentes formas. La técnica actual coloca en primer plano la toma de rehenes. Cuando son simples celadores, las autoridades pueden atreverse a prescindir del chantaje una vez que han hecho lo posible para salvarlos .

Es decir que dentro del arrebato de los motines, el sistema carcelario mismo puede prescindir de sus agentes en tanto las formas de control dentro de la penitenciaria se mantengan. Los días previos a los motines hubo un altercado que resulta clave en el curso de los enfrentamientos. Los hechos del jueves cuatro de octubre dan cuenta de una situación de guerra abierta entre los guerrilleros y “Los Chacales”. Ese día cae herido de muerte el cabo de celadores Juan Ramón Ruiz Márquez. Las notas de los diarios hablan del suceso como un nuevo motín. Tres lesionados de consideración, unos de ellos de suma gravedad, y una cantidad no determinada de golpeados, era el saldo hasta anoche de un motín que se registró en la penitenciaría del Estado, en el que se detonaron 18 bombas de las llamadas “molotov”, y salieron a relucir pistolas y “puntas” las que finalmente no pudieron ser encontradas por ningún lado. Con cinco balazos en tórax, abdomen y brazos fue recogido del interior del penal el celador Ramón Ruiz Márquez, de 55 años quien fue conducido a la unidad Médica municipal del Dr. Francisco Ruiz Sánchez, pero dada su gravedad se le trasladó al Hospital Civil para su tratamiento formal .

En esencia, el director de La Penal, Pedro Parra Zenteno culpó a los presos de “El Rastro” de haber iniciado las confrontaciones, aduciendo que dos de los reclusos de dicho lugar se habían escapado durante la noche para agredir a los presos de la población en general. Salta a la vista este hecho como una contradicción en lo que respecta al férreo cuidado con que se había habilitado a “El Rastro” luego de la fuga de un año antes. En lo que concierne a esta posibilidad, es muy difícil pensar en ese momentáneo escape llevado a cabo por dos presos de ese departamento de extrema seguridad.

Según lo señalado por el director del penal, el Señor Pedro Parra Zenteno el problema se inició a eso de las tres de la tarde cuando dos de los confinados en la sección denominada “El Rastro”, brincaron las rejas hacia el patio general de la penitenciaría y empezaron a provocar a los reclusos. Ellos eran Antonio Ramírez Zavala y Daniel López Hernández o Hernández López, alias “El Piporro”, quienes se hallaban armados con puntas metálicas. Se inició entonces una riña colectiva en la que los reclusos empezaron a lanzarse botellas, piedras y cuanto proyectil tuvieran a las mano, resultando así muchos de ellos con golpes contusos. Cuando el zafarrancho estaba más acalorado empezaron a ser detonadas las bombas “molotov”, que aunque no causaron daños considerables, provocaron que el zafarrancho aumentara.
Es muy importante ubicar en este momento, los movimientos del líder de “Los Chacales” Reynaldo Navarro Arellano, pues es en sus maniobras que se pudieran inferir los pasos a tomar por la administración de la Penitenciaría de Oblatos para abatir a los guerrilleros. En primer lugar, se dice en la nota que fue el mismo Navarro Arellano quien “liberó” a los presos de “El Corral”, en donde se encontraban recluidos desde junio de ese año los involucrados del FRAP acusados de participar tanto en los asesinatos de David López Valenzuela como los de Evaristo Plascencia Casillas y de los hermanos José Carmen y Rafael Rangel Espíndola. Es claro que hubo desde la dirección de La Penal, en contubernio con “Los Chacales”, un trabajo que tuvo como propósito confrontar a las cúpulas de los grupos armados.
Para ese momento, la mayor parte de los militantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre se encontraba recluida en “El Rastro”, mientras tanto los miembros de las FRAP estaban en “El Corralito” quedando unos cuantos más en el “Departamento I”. El carácter provocador del líder de “Los Chacales” se encuentra en una parte de la nota presentada en El Informador que daba cuenta del suceso: mientras el director de La Penal acusaba a los reos de “El Rastro” de haber provocado las confrontaciones, hubo testigos del zafarrancho tanto del lado de los presos como de los mismos celadores quienes acusaron al jefe de “Los Chacales” de haber sido quien disparó en contra del cabo de celador que resulto gravemente herido, y que con los días, precisamente durante la madrugada del 10 de octubre –momento mismo en que iniciaron los motines- perdería la vida.

Asimismo varios celadores y reclusos señalaron al reo Reynaldo Navarro Arellano como quien disparó con una pistola calibre trescientos cincuenta y siete mágnum, en contra del celador Ramón Ruiz Márquez, pero, como se dice, el arma no pudo ser localizada por ningún lado y el acusado niega los cargos .


En periódico “El Occidental” el tenor de los hechos favorece la versión del director de La Penal. En ese diario se afirma que la población de Oblatos se abalanzó contra los guerrilleros. Se atribuye al hecho de que los “subversivos” de “El Rastro” hayan herido con una “punta” a unos de los coordinadores de otra sección, el inicio de la pelea. Según se supo todo empezó a las 15 horas en que los elementos del “Rastro” Antonio Ramírez Zavala y Daniel López Hernández lesionaron a con su “punta” al coordinador Rosalío Zaragoza Arias quien lleva 10 años recluido en el penal y acaba de ser nombrado coordinador en substitución del otro coordinador Reynaldo Navarro Arellano, lo que provocó el enojo de los del “rastro”.
Luego de que fue herido el coordinador, los internos se enfurecieron por que les habían picado a su compañero los subversivos y empezaron a amotinarse e intentaron brincar la barda que separa el departamento de segregados con la población. Así empezó el problema, ya que el cabo de celadores en compañía de otros quiso imponer el orden y fue cuando se cruzó el fuego de los rurales que tiraron al piso queriendo desde las “almenas” contener a la gente amotinada. Esto provocó que fuera gravemente herido el cabo de celadores Ramón Ruiz Márquez quien recibió 4 impactos que lo tienen agonizante en el Hospital Civil de esta ciudad. Se pidieron elementos de las diversas corporaciones para calmar el “Motín” pero se calmó rápido al ordenar “no se sabe quien”, que dispararan contra la turba e hirieran al cabo de celadores Ruiz Márquez . Aquí ya hay una incongruencia pues la nota da a entender que había una relación entre Reynaldo Navarro y los de “El Rastro” dado que los guerrilleros se enojaron por que no lo nombraron como coordinador. Eso es imposible pues se sabe que fueron los guerrilleros de dicho lugar, quienes se fueron contra Reynaldo Navarro durante los motines de octubre.
Creo que hay que situar los hechos desde la perspectiva de los cambios que estaban ocurriendo en esa área desde abril, y de los cuales ya me habló Armando Rentería, es decir, primero hay que precisar el proceso en el cual fueron inhibidos los “coordinadores” elegidos democráticamente; de esa manera se entiende el efímero arribo de “Los Rangers” y la abrupta llegada de “Los Chacales” con el cometido de “limpiar” los problemas de La Penal. Creo que la respuesta esta en esa dinámica de violencia que tuvo en su núcleo la lucha por controlar puestos de “coordinadores”, de otra manera no se entiende que al cabo de celadores Ramón Muñoz, lo haya balaceado -según otra versión del hecho- el mismo Reynaldo Arellano. Con estos elementos es que puedo conjeturar que la acción contra los guerrilleros implicaba una provocación coordinada desde la dirección del Penal. Los encargados de efectuarla eran “Los Chacales” siendo el móvil de esa pretensión, la posibilidad de deshacerse de los guerrilleros por ser considerados una amenaza para un status u orden de cosas dentro de Oblatos.
Sin duda, lo ocurrido el cuatro de octubre es algo muy parecido a un ensayo en el cual se fue apuntalando la gran operación del 10 de octubre, en la cual “Los Chacales” tenían la certeza de que la población carcelaria los respaldaría en la eliminación de los militantes del movimiento armado, cosa que no sucedería conforme a lo planeado. Siguiendo la línea de los hechos este momento es definitivo en tanto nos remite al punto de cierre en esta relación de confrontaciones. Es con este hecho que concluye un proceso en el cual no había más salida que la eliminación organizada de un grupo sobre otro con el contubernio de las autoridades penitenciarias y la DFS. Así lo sostiene el Señor Luciano Rentería, quien al enterarse de esa posibilidad, se estuvo desplazando por la ciudad dando la voz de alarma entre los jefes de los departamentos policíacos y algunos políticos: nadie los escuchó, por lo que infiere que todo el aparato político y policíaco de la ciudad estaba enterado de esa operación y que la orden era que nadie interviniera.

El director del Penal y la policía de Nazar Haro estaban empeñados en que se hiciera una matazón en la que quedaran muertos los guerrilleros. Había un reglamento ahí la penitenciaría que indicaba que al entrar uno, se te daba una ficha, y no podías salir hasta que no te tocara. Yo procuraba entrar al último, para que cuando yo saliera traer la última información, pues ahí las cosas cambian de un momento a otro, rápido. Yo entré un domingo, y era la entrada de visita conyugal y salían el lunes. “Los Chacales” habían recibido armas el día cuatro de octubre a las seis de la tarde por parte del director Pedro Parra Zenteno. Eso se vio con asombro por parte de la población, pues querían que ésta no apoyara a los guerrilleros. Entonces cuando voy de salida ese día domingo, cuando aún faltaban unas veinte personas, llegan mi hijo –Armando Rentería- y Juventino Campaña López y me dicen: “Estamos condenados a morir, vamos a ser asesinados en cuanto salga la visita conyugal. Al salir nos fuimos en la camioneta a la comandancia de policía. Fuimos con Miguel Ángel Mendoza, un señor que nos ayudo bastante, nos ayudo a sacar el reglamento de la Penal, un humanista, y el se preocupó mucho, él estuvo llamando por teléfono a mucha gente para avisar de lo que se preparaba en la Penal. Nadie contestaba. Ya estaba preparado eso, ni en la procuraduría, ni el secretario de gobierno, nadie estaba .

Es sabido en nuestros días por las diferentes versiones surgidas de los mismos ex combatientes del movimiento armado de la ciudad, que un grupo de presos de alta peligrosidad fueron incitados por las mismas autoridades de la Penitenciaria de Oblatos para que exterminaran a los guerrilleros recluidos en “El Rastro”. En un viraje del ataque, la población general del reclusorio, hizo causa común con los guerrilleros, y se lanzó contra “Los Chacales”. Éste grupo que controlaba el lugar extorsionando y violentando la vida de los presos de La Penal, por lo cual se había ganado el odio colectivo de el “pueblo”.
En las confrontaciones previas a los motines del diez de octubre, encuentro la anticipación de la administración de la penitenciaría, la cual aliada con “Los Chacales” pretendieron cerrar el paso al avance a la posibilidad de que los guerrilleros lograran más presencia en un plano de una población carcelaria, que sobrepasaba lo limites del cupo de Oblatos. En general, la estrategia de “Los Chacales consistiría en aliarse con los presos recluidos en “El Corralito”, para atacar a los guerrilleros en de “El Rastro”. Como ya antes mencioné, quienes se encontraban encerrados en “El Corralito” eran los militantes de las FRAP, encabezados por Ramón Campaña López. Al momento en que Reynaldo Navarro Arellano lanzó a los guerrilleros de “El Corralito” contra los guerrilleros de “El Rastro”, éste estaba seguro de que su táctica tendría éxito y con ello cumpliría la encomienda de la dirección de Pedro Parra Zenteno. Pero como lo menciono: algo ocurrió. Se revirtieron los hechos. Conforme a Donzelot, los motines de Oblatos bien se pueden inscribir en un tipo de evento en el cual la coordinación es el elemento de cohesión de los grupos levantados.

El motín de presos se divide en dos tipos completamente distintos. Uno se fundamenta en que los presos amotinados actuando conjuntamente, ejerzan una presión más o menos grave sobre la voluntad de los funcionarios encargados de la vigilancia, presión que va hasta “la actividad violenta” y no precisa necesariamente ser una lesión corporal. En el segundo de los casos hay que forzar la resistencia de los dispositivos de cierre, mediata e inmediatamente, con cierta media de violencia .

El caso de los motines de Oblatos esta dentro de la primera apreciación. Un movimiento más o menos coordinado en contra de las autoridades de La Penal, que si bien en cierto momento parecía estar controlado –inclusive con la intervención de las mismas autoridades, de pronto fue revertido por otro grupo, que en un momento de sagacidad aprovecho las fuerzas desatada y las revistió en contra de las pretensiones de la administración de Oblatos. La explicación de ese giro, y la manera en que se vieron involucrados los guerrilleros en ello, son para mí la parte conclusiva de la vida de los presos políticos en Oblatos. Independientemente de la celeridad con que se despliegan esos últimos momentos, la crisis, el caos y la destrucción de esos días de octubre son una forma extensiva de lo que los militantes de la guerrilla vivieron al fin de cuentas en la Penal.
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El Informador, 21 de septiembre de 1960. Con azoro se daba cuenta de esa muerte a manos de Juan Galeana Zepeda con ayuda de “El Pitoloco” y por orden de Evaristo Plascencia Casillas; parte de la historia de este crimen indica que: “La noche anterior a su muerte, cuando “El Nahual” pasaba por las celdas de “El Corralito” escuchóse el chasquido de un beso que Galeana Zepeda dijo no saber quien lo hizo, pero que “El Nahual” se lo atribuyó a él y entonces furioso se volvió hasta la puerta de su celda y lo injurió diciendo que no era hombre y amenazándolo con que el siguiente día sería su fin”, ciertamente ese día alguien llegó a su fine, pero fue el mismo “Nahual”.
El Informador, Guadalajara, 8 de julio de 1961.
Jacques Donzelot, Espacio cerrado, trabajo y moralización, génesis y trasformaciones de la prisión y el manicomio, citado, p. 173.
El Informador, “Celador del penal herido ayer a balazos en nuevo motín” Guadalajara, 5 de octubre de 1977.
Ídem.
Ídem.
Una punta era un trozo de varilla metálica de unos treinta centímetros, afilada en una de sus partes.
El Occidental, “Enconadas rivalidades en el penal encienden otra ola de violencia”, Guadalajara, 5 de octubre.

Entrevista con Luciano Rentería, 9 de Julio del 2006
Jacques Donzelot, op. cit., p 182.

domingo, 3 de mayo de 2009

Las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo

Las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP) fueron una de las tres organizaciones guerrilleras que operaron en Jalisco durante la década de los setenta del siglo XX. Otras dos más fueron la Unión del Pueblo y la Liga Comunista 23 de Septiembre. Algunos de los militantes de las FRAP provinieron tanto de las Juventudes Comunistas, como de las luchas políticas y sociales ocurridas al interior de la Universidad de Guadalajara durante el periodo que fue de 1968 a 1973. Una de sus primeras apariciones públicas ocurrió en febrero de 1973 al llevar a cabo el secuestro del cónsul estadounidense Terrence George Leonhardy en una operación coordinada con un grupo del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) que tenia su base en la Colonia Morelos. La intempestiva acción de las FRAP desató en cierta medida el movimiento armado en la ciudad de Guadalajara. Debido al plagio del funcionario norteamericano, los militantes de las demás organizaciones debieron llevar a cabo una serie de posturas estratégicas que les permitieran progresar en sus respectivos proyectos revolucionarios. La historia de las FRAP se puede situar en dos fases: una que fue de 1968 a 1973 y otra que parte de 1973 a 1982. Ambas fases fueron cambiantes dado el carácter inestable de las estrategias de combate de la guerrilla contra el Estado habidas en esos años. El binomio marxismo-leninismo, que fue pieza clave de la formula de lucha en los manuales de adoctrinamiento de la guerrilla a fines de los sesenta en México.

Ese método doble integraba el argumento teórico expuesto en la obra de Marx por un lado, y por el otro la experiencia material del movimiento socialista encabezado en buena medida por Lenin durante la revolución rusa de 1917. Los documentos clásicos sobre la revolución socialista, fueron el eje formativo-intelectual de cientos de jóvenes, que recurriendo a dichos textos iniciaron a finales de los sesenta su abordaje al pensamiento revolucionario. Uno de los puntos de propagación de las ideas de la revolución en Guadalajara en términos teóricos fue el Partido Comunista (PC) aunado a su filial juvenil, La Juventud Comunista (JC). En Guadalajara, los debates y análisis sobre el marxismo-leninismo en dichos espacios provocaron, a inicios de la década de los setenta, la aparición de dos grandes grupos de posturas en pugna dentro del PC, las cuales rápidamente se trasladaron al seno de la JC. Por un lado se forma el grupo de los dogmáticos, aquellos militantes del partido que entendían al socialismo de manera cerrada, es decir, como si este fuera un recetario en el cual cada palabra era fija e inamovible (1). La mayor parte de estos formaban la dirección del PC y a pesar de su dogmatismo, no apoyaban la revolución armada, sino que aspiraban a la vía política. Esto se entiende como un afán de sobrevivencia institucional del partido. Por otro lado estaban los que pensaban que había que adaptar el marxismo-leninismo a la realidad mexicana y transformarla mediante una revolución armada.

Estos eran jóvenes mayormente y se asentaban en la JC. No estaban convencidos de la conveniencia de la postura institucional del PC, pues eso les mantenía en el inmovilismo. El argumento de las FRAP estaba fuertemente fundado en las lecturas del marxismo-leninismo. La particularidad de su concepción, respecto a las otras dos organizaciones guerrilleas sobre la forma en que se debía llevar la lucha, implicaba una organización de la dirigencia en pequeñas células, es decir una estructura organizativa mínima para evitar la infiltración y el rastreo por parte del Estado mexicano. Respecto a la postura revolucionaria de las FRAP, no se ha encontrado hasta el momento algún documento que explique el desarrollo claro de un cuerpo doctrinario, cosa que si lograron desplegar en buena medida tanto la Unión del Pueblo, como La Liga Comunista 23 de Septiembre. Armando Rentería, quien perteneció a la JC, al FER y finalmente a la Liga en esta ciudad de Guadalajara, me refirió lo siguiente respecto a los grupos armados conforme a sus respectivos núcleos organizativos para lograr la revolución en ese periodo.

Desde la óptica de la Liga, podemos definir las posturas de esta manera: la Unión del Pueblo, se inclinaba por los actos de terror, poner las bombas y esas cosas. El FRAP se inclinaba por crear, reductos, guerrilla urbana tipo Tupamaros, muy cerrados; muy, muy cerrados en que con poquitos se podían hacer muchas cosas y no desperdiciar fuerzas en propaganda, si acaso sí la propaganda pero entre militantes. Y por el lado de la Liga, en planteamiento era más amplio, hasta querer formar un Partido y un Ejercito Revolucionario(2).

Esta primer fase de la guerrilla en Guadalajara, en las que las FRAP hacen sus aparición de manera apresurada -conforme al parecer de Enrique Velásquez Martín(3) -, desató un fuerte debate respecto a la dirección que debía tener el movimiento que intentaban encabezar los grupos armados. A pesar de las divisiones en cuanto a los métodos y la estructura, algo era claro para la guerrilla en Guadalajara: la pretendida revolución socialista debería ser a nivel latinoamericano, y en ese proyecto sin duda Cuba jugaría un papel importante. El movimiento guerrillero gestado durante los primeros años de la década de los setenta en Guadalajara, había idealizado la revolución cubana; Fidel Castro era el ideal a seguir por muchos de los guerrilleros de Guadalajara y por ello, de antemano consideraban al líder cubano y a la isla del caribe, como los grandes y seguros aliados de la causa revolucionaria.

Grande sería la decepción para los miembros de las FRAP que fueron canjeados por el cónsul Terrence Leonhardy y exiliados como refugiados políticos en Cuba a principios de 1973. El ingeniero Guillermo Robles Garnica fue uno de los asilados, y recuerda con amargura en su libro, La guerrilla olvidada: Presos en la Isla de la Libertad, el desden con que el gobierno de Castro los trató. Esto por que el gobierno de Castro veía en México un importante aliado comercial y diplomático ante el boicot impuesto contra la isla por el gobierno de Estados Unidos, y por lo tanto el gobierno de Castro no quería enemistarse con Echeverría al apoyar la causa de la guerrilla de Guadalajara. Los militantes de las FRAP eligieron a Cuba como destino con la idea de que siendo un país donde la revolución socialista se había logrado, los apoyarían en su proyecto de exportar la revolución a México. Nada más alejado de la realidad. Los guerrilleros liberados por el canje, incluidos los militantes de las FRAP, fueron escondidos y menospreciados en Cuba. No les permitieron margen de acción, y el apoyo logístico y doctrinario para desarrollar la revolución en México desde Cuba nunca se dio, al grado de que los exiliados de 1973 sólo pensaran en regresar al país para seguir trabajando por su cuenta.

De todos los asilados en la isla, los mexicanos éramos los únicos que exasperábamos al gobierno cubano, como si los demás fueran victimas de gobiernos despóticos y nosotros no; por el contrario, nos culpaban de de luchar contra el sistema mexicano, ejemplo de “régimen democrático” eso demuestra que la conveniencia política rebasaba cualquier hipocresía (4).


Reitero que la referencia citada por Robles Garnica integra a la discusión sobre el concepto de la revolución en Guadalajara durante los setenta, un ingrediente que debe ser muy tomado en cuenta: la falsa impresión que la guerrilla mexicana - o al menos las FRAP de Guadalajara- tuvo una alianza con la revolución cubana. Al parecer no existió ese vínculo de concordancia de ayuda mutua en aras de propagar la revolución socialista a Latinoamérica. Esa característica, en sí misma, ya afecta la concepción global que se puede tener sobre la idea de revolución como concepto dentro de la guerrilla en Guadalajara. La situación Cuba-FRAP, me permite señalar un primer movimiento importante que tuvo el ideal de la revolución de esos años, y a partir de ello, estudiar las posiciones políticas del Estado mexicano al respecto, lo cual me llevará a una serie de análisis sobre geopolítica. Desde ahí fue claro notar que la utopía de la fraternidad revolucionaria latinoamericana se vio mellada respecto a Cuba como una de los principales aliadas del orbe socialista.


FOTOS
1.- Portada del diario El Sol de Guadalajara; su acusó a los militantes de las FRAP de haber participado en el asesinato del lider histórico de la Federación de Estudiantes de Guadalajara Carlos Ramírez Ladewig.
2.- Ramón Campaña López, líder de las FRAP.
3.- Portada de la revista política, Testimonio Revolucionario. En ese número Juventino Campaña López, también líder de las FRAP, escribió un largo texto sobre la historia de la organización y del movimiento armado en general en México.
4.- Eduardo Manzano Muñoz, prominente miembro de las FRAP.
5.- Juventino Campaña López, "El Ho-Chi. Minh".
CITAS:
[1] Jesús Gutiérrez Jiménez, entrevista del 23 de diciembre del 2006, Guadalajara, Jalisco. El Sr. Gutiérrez Jiménez perteneció al Partido Comunista a partir de 1973.
[2] Armando Rentería Castillo, entrevista del 22 de febrero 2003, Guadalajara, Jalisco.
[3] Enrique Velázquez Martín fue el abogado de muchos de los guerrilleros de la década de los setenta en tanto estuvieron encerrados en la Penal de Oblatos. Fue simpatizante del FER y vivió de cerca el proceso de mutación del FER en movimiento guerrillero.
[4] Guillermo Robles Garnica, Guadalajara: la guerrilla olvidada: Presos en la isla de la libertad, Sin editorial, 1998, p.109.

sábado, 2 de mayo de 2009

Ciudad de Fuegos. Historia de la Unión del Pueblo en Guadalajara (1972-1978).

La madrugada del 13 de septiembre del año de 1977, una serie de explosiones desataron el caos en el centro de la ciudad de Guadalajara. Varias tiendas departamentales y algunos edificios públicos, resultaron dañados por los ataques con bombas incendiarias, que llevaron a cabo militantes del grupo guerrillero Unión del Pueblo (UP). Los incendios desatados dejaron perdidas por más de 300 millones de pesos. La acción propició la movilización de más de 3,000 elementos de seguridad del gobierno del estado de Jalisco(1). Sin duda, la operación de la UP en septiembre, puede ser calificada como una de las más osadas realizada por de los grupos armados durante la década de los años setenta en el país. Los desplegados de la época destacaron que los hechos habían sido obra de “desorientados” y “malos mexicanos”(2). Sin embargo, hubo en las versiones periodísticas, quien externara cierto grado de admiración ante una movilización inusitada de la guerrilla que dejaba claro, cual era la posibilidad de alcance que este grupo había logrado para ese entonces.

Una nueva organización terrorista urbana apareció hoy en el escenario mexicano con una destructiva acción dinamitera y un llamado a la revolución. La policía describió de inmediato al grupo “Unión del Pueblo” como la más formidable organización guerrillera que ha operado en el país y puso en alerta nacional a todos los contingentes policiales(3).

Este hecho, como algunos otros en los que participó la UP es parte indeleble de la conciencia histórica de los tapatíos. A pesar de esto, es frecuente que en las pláticas ordinarias sobre la guerrilla en Guadalajara, se tienda a confundir a los autores de estas acciones. Por ejemplo, es común que en nuestros días al hablar de los bombazos en septiembre de 1977, algunas personas se los atribuyan entre otros: a la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23deS), a la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), o a los Vikingos(4).


Ante esa condición de vaguedad fue que me propuse desarrollar esta investigación, en el cual tuve como principal objetivo responder a la pregunta ¿que fue la Unión del Pueblo? A continuación haré un despliegue de los datos que recavé a los largo de este proceso de investigación, tratando de presentar los puntos más importantes respecto a la historia de esta organización en Guadalajara.


a).- Procedencia de la Unión del Pueblo en Guadalajara,
b).- Etapa militarista
c).- Fin de la organización.
Procedencia de la Unión del Pueblo en Guadalajara.
Hay una referencia sobre los orígenes del grupo, expuesta en la larga entrevista concedida por la plana mayor del Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo PROCUP(5) en 1986, a la revista Por Esto! En esa larga plática es importante destacar de entrada, la mención que se hace al concepto Unión del Pueblo. Para el PROCUP, el cimiento que explica en teoría la realidad mexicana del siglo XX, esta fuertemente fundada en las concepciones de lucha de clases planteadas por Carlos Marx y Vladimir I. Lenin. Para los líderes de esta organización, la unidad del pueblo, era la fórmula que permitiría la realización de una revolución popular que liberará a las clases populares del país, del yugo de la opresión capitalista. Conforme a esta afirmación, se juzgó que la ausencia de unidad popular se encontró en el origen mismo de las luchas sociales del siglo XX, en particular de la Revolución Mexicana. Héctor Eladio Hernández Castillo, líder de la UP en Jalisco daba cuenta de ese parecer en un comunicado de 1972:

Por lo que la actuación de Zapata y Villa sólo fue consecuencia de la desorganización, falta de conciencia y, lo más importante, la inexistencia de la Unión del Pueblo en torno a un programa unificado de alcance nacional popular(6).

Al parecer, es de ahí que proviene ese principio rector dentro del grupo, en donde es imposible pensar en una revolución popular sin la unión del pueblo. Esta unión, implicaba un largo proceso de preparación política y estratégica de los militantes en coordinación con toda la estructura de la organización. Se puede decir que a Unión de Pueblo tuvo dos fases históricas. La primera de ellas arranca en 1964 en Oaxaca, siendo su estrategia de lucha de carácter foquista, la cual basaba su método de avance en la creación de pequeñas células de militantes preparadas militarmente para hostigar a las pequeñas poblaciones con acciones fugaces. En 1972 la estrategia cambia de dirección y en las bases donde la UP operaba, se empieza a aplicar la formula de la Guerra Popular Prolongada (GPP), introducida, al parecer, por el guatemalteco José María Ortiz Vides, “Cochevides” o “Tobi”, por lo cual se le ha identificado como el fundador de la UP. Sobre este cambio, da cuenta el mismo Eleazar Campos, uno de los supuestos fundadores de la organización a mediados de los sesenta.

El proceso de unidad se ve obstaculizado al prevalecer en la mayoría de los grupos un bajo nivel teórico marxista-leninista e incluso el desconocimiento, a nivel de dirección de esta teoría. (...) situación ante la cual el partido tomó la responsabilidad de tratar de impulsar el proceso de unidad sobra la base del desarrollo de las organizaciones, dando a conocer el lineamiento político de la Guerra Popular Prolongada desde 1972 (7).

La GPP es en términos generales, una reformulación de la teoría política y militar marxista, diseñada por Vladimir I. Lenin luego de la experiencia de la revolución socialista en la URSS a principios del siglo XX. De ahí, la constante del marxismo-leninismo como clave en la estrategia de lucha popular, de los grupos guerrilleros latinoamericanos. En relación al pensamiento de Lenin respecto a la lucha revolucionaria, es interesante señalar el libro La Guerra y la Revolución(8) .
En el apartado El programa Militar de la Revolución se establece una serie de planteamientos que gradualmente estarán incluidos en el marco de teoría general de la GPP. En términos generales, la GPP contaba con el siguiente orden estructural ascendente: a).-un núcleo de militantes; b).- comandos de resistencia popular; c).- comité local de construcción revolucionaria; d).- comité general de construcción revolucionaria; e).- comités de seguridad; f).- tribunal revolucionario del pueblo g).- comité central; h).- Buró político.

CITAS
1 El Sol de Guadalajara, México, 15 de septiembre de 1977, “Es pública y unánime la condena por la acción terrorista en Guadalajara”, Guadalajara, México.
2 El Sol de Guadalajara, México, 15 de septiembre de 1977, desplegado pagado por la Cámara Nacional del Comercio (CANACO), Guadalajara, México.
3 El Diario de Guadalajara, 15 de septiembre de 1977, Guadalajara, Jalisco.
4 Sergio Aguayo Quezada, La Charola, primera edición, México, Grijalbo, 2001, p.158. Los Vikingos fueron una pandilla que tenía sus dominios en el barrio de San Andrés del Sector Libertad, al oriente de la ciudad. En las palabras de Sergio Aguayo, “el termino Vikingo amplió su significado geográfico. Por simpatía y/o por miedo, otros barrios de las zonas populosas de Guadalajara (los sectores Reforma y Libertad) empezaron a unirse al grupo creando una especie de confederación de barrios que se autodenominó Vikingos, que tenía una dirigencia informal pero muy sólida.
5 Hacia el año de 1978, la UP se transformó en el PROCUP. La entrevista referida a la revista Por Esto!, fue concedida por cuatro de los miembros principales de esta organización en 1986. Al frente estaban: Lidia González Lujan, Eleazar Campos Gómez, Antonio Montaño Torres, y Cristóbal Domínguez Román.
6 Héctor Eladio Hernández Castillo, comunicado número 5, Contra el caudillismo, contra los vicios que minan la organización revolucionaria, diciembre de 1972.
7 Eleazar Campos Gómez, entrevista en: revista Por Esto!, número 217, México, 11 de junio de 1986, p. 26
8 Vladimir I. Lenin. La Guerra y la revolución, tercera edición, México, editorial Roca, 1972, 156 páginas.

miércoles, 9 de julio de 2008

Héctor Eladio Hernández Castillo



Héctor Eladio Hernández Castillo




Una de las formas en que pude adentrarme en la identidad de la UP fue a través de conocer algunos aspectos del perfil general de su líder en Jalisco. Hay una publicación atribuida a una organización que ya antes mencione, llamada FNDP en la cual se exponen los aspectos generales de la vida del dirigente. El carácter particular de la presentación de esta biografía de Eladio es una descripción heróica. Sin duda fue escrita por una o varias personas las cuales tuvieron una justificada razón, quizás basada en la cercanía del combate, para presentarlo como alguien fuera de serie. No encontré elementos para refutar esa apreciación incólume que sus cercanos le tributaron en este trabajo. Un parecer que encontré opuesto a la figura de Eladio Hernández Castillo fue un calificativo en el cual a este se le imputaba el hecho de ser muy dogmático, inamovible y férreo en sus ideales[1], cosa que lo alejaba, al parecer del testimoniante, (del cual me reservo su nombre), del sentido humano de vulnerabilidad y falibilidad de las personas que conformaron el movimiento.
Las personas a las cuales entrevisté al respecto, coincidieron en dar un parecer de respeto y reconocimiento a la figura del antes citado. Debido a ello me habré de remitir a la composición general de la historia de Héctor Eladio Hernández para dar una consideración mas exacta sobre los aspectos de estructura espacio-tiempo en que se vio involucrado el susodicho para poderlo situar en la historia de la UP. También es importante volver a destacar los dieciocho documentos expuestos en la pagina electrónica del PDPR, para entender la figura y el pensamiento del líder de la UP en Guadalajara[2]. Dichos textos, como ya antes lo dije, se le atribuyen a Héctor Eladio Hernández Castillo[3]. En una futura investigación sería interesante desarrollar una exposición más precisa sobre las condiciones de familia que constituyeron a estas personas, lo cual sin duda será un trabajo muy laborioso dadas las condiciones en que se manejan estos temas por parte de las mismas familias o personas cercanas. De sí, es sabido que el desarrollo de un tipo de trabajo biográfico es muy complejo y exige una serie de elementos para su realización que en muchas circunstancias, como el caso de Eladio Hernández Castillo, es difícil encontrarlas dispuestas. Así se indica en la apreciación que al respecto de este tipo trabajos hace Juan José Pujadas.

Entre los científicos sociales que utilizan el método biográfico, la meta más deseada y difícil de alcanzar es hallar las circunstancias que permitan realizar una Buena historia de vida. Esto no es nada fácil, pues hay que conseguir no sólo un buen informante, que esté inmerso en el universo social que estamos estudiando, y que tenga además una buena historia que contar. Se requiere además, un relato que sea narrativamente interesante y que sea completo, lo que depende enteramente de las características del sujeto elegido
[4].

Basado en los datos de la biografía que desarrolló la citada FNDP, lo que se pude identificar como relevante para su anotación en términos de reconstrucción es que el bastión operativo de la Unión del Pueblo en Guadalajara fue cofundado por Eladio Hernández Castillo. Ignoro los nombres de algún otro miembro en el plano del establecimiento de la primera célula de la organización, aunque hice las preguntas al respecto en la primer fase de mis cuestionarios, solo recibí información muy general sobre las personas que participaron en la primera formación de esta agrupación, esto en el periodo que del año 1970 a 1973:

Yo conocí a los elementos de la UP y al mas destacado de ellos fue a Héctor Eladio Hernández Castillo. A él si lo conocí. Una relación de ellos de ahí para acá si te puedo dar. Entonces conocí a Manuel, Rigoberto y Amador García Moreno “los Amadores”.
[5]

Otro aspecto de quienes originalmente habrían participado en la formación de la UP en Jalisco lo encontré de manera muy breve en la ya citada investigación de Rodolfo Gamiño Muñoz. Ahí se establece que la conformación de la UP se fue potenciando durante 1973 al entrar en conflicto los líderes de diferentes posturas tanto al interior del FER como de elementos que participaban activamente al lado de la organización estudiantil. Como expondré más adelante, fue la definición de las acciones a tomar por parte del FER respecto al secuestro de Leonhardy las que fueron marcando la división y una eventual fractura interna en el mismo Frente. Al realizarse el secuestro del Cónsul norteamericano en mayo de 1973, y manejar de manera unilateral las exigencias del secuestro, el grupo de los Campaña López que para entonces se había constituido en FRAP permite la concretización de la UP en el Estado de Jalisco. Esto ocurre en buena media a consecuencia de las mutuas exclusiones que sobrevienen entre los lideres del FER. Incluso, al estar detenidos algunos de los dirigentes en la Penitenciaria de Oblatos, los roces suceden entre ellos:
Más cabe subrayar también en torno a esta ruptura, qué papel jugó la prisión de Oblatos, pues para esta alturas miembros importantes del FER ya estaban conviviendo en otro tipo de contexto, un lugar sumamente reducido en donde las criticas hacía las posturas ideológicas, y a la visión de la lucha afloraban, la forma en que se manejaban dentro del penal (...) por un lado se separa Benjamín Ramírez Castañeda y Alfredo Ortiz, se separan los hermanos Campaña, se separa Héctor Eladio Hernández Castillo y algunos de sus seguidores que habían caído junto con él, apellidados Moreno, los cuales no estaban de acuerdo mutuamente, más lo interesante es que lo que ocurre dentro del penal, en cuanto a la conformación de grupúsculos, también ocurre fuera de este, la gente se alínea con los que tiene más relación, con los que más simpatiza[6].

Solo por inferencia puedo suponer quienes pudieron ser los miembros mas antiguos de la UP en Guadalajara. Al decir antiguos me refiero, como antes señale, a los años que van de 1970 al 1973, esto debido a que es en ese periodo en que se empieza a ejecutar el planteamiento de la Guerra Popular Prolongada con más claridad. Puedo decir que la UP aparece en términos más claros, públicos y operativos para la ciudad de Guadalajara, en septiembre de 1973, con las primeras acciones con explosivos. Por nombre, puedo entonces enumerar a los miembros de la Unión del Pueblo hacia principios de los setenta:

Héctor Eladio y Raymundo Hernández Castillo.
Manuel, Rigoberto y Amador García Moreno: “Los Amadores”.
Antonio Esqueda Villaseñor “Toñiz”.
Jorge Meléndrez Luévano, “El Tiburón”.

En cierta medida también señalo a las siguientes personas pues conforme a mis informes, militarían tanto en el FRAP como en la LC23deS respectivamente:

Benjamín Ramírez Castañeda.
Jesús Morales Hernández “el Momia”.

Héctor Eladio, el líder del grupo, había nacido en Guadalajara el 3 de marzo de 1950. Encontré que su formación de estudios primarios los tuvo en la “Escuela Lucio Blanco”. Su educación secundaría la llevo a cabo en las escuelas números 1 y 4. Siendo joven, trabajó con su tío José Guadalupe Castillo Macedo, en un taller de reparación de bicicletas, de sí, es el rubro de la venta y reparación de bicicletas el que hasta hoy mantienen algunos miembros de la familia Hernández Castillo.
Es precisamente en la tumba del Señor José Guadalupe Castillo M. ubicada en el panteón de Mezquitán que supuestamente se encuentran los restos de Héctor Eladio. Es en la situación convulsa en el plano de las luchas estudiantiles de finales de los sesenta y principios de los setenta que surge Héctor Eladio, quien provenía ya en términos profesionales de la Escuela Normal de Maestros. Como antes mencione, es a fines de los sesenta en que se dice, contactó a alguno de los núcleos de la UP en Jalisco.

De acuerdo con su biografía, es hacia esos momentos en que él se compromete a desarrollar en la clandestinidad la construcción del Partido Revolucionario teniendo a la lucha armada como el camino fundamental para lograr la revolución socialista en México, partiendo del estudio sistemático del marxismo-leninismo[7].Si se dice que en los meses de julio y agosto de 1968 bajó de la sierra luego de un entrenamiento , quiere decir que antes de lo ocurrido en Tlatelolco quizá el ya se estaba entrenando para las acciones en el plano militar con alguna célula de la UP en el sur de la República. Fue comisionado, para entablar relación con la brigada “Antonio Briones Montoto”. Esta se llamaba así en honor del internacionalista cubano muerto por la defensa de Venezuela[8]. La intención era formar grupos de autodefensa, luego de la represión de octubre. En esta parte del escrito se dice que los líderes del Partido Comunista no apoyaron los planteamientos de lucha de Héctor y de otros simpatizantes con el movimiento de la UNAM. Luego de los eventos del 2 de octubre de 1968, y teniendo la cercanía de algunos líderes de las nacientes organizaciones estudiantiles y político militares que se estaban gestando en el FER, Héctor Eladio busca establecer contacto con los miembros de las bases de las Juventudes Comunistas.
Entiendo que él no perteneció a estas pero trabajó con la plataforma del organismo en la preparación política de algunos elementos del PC. Fue en el momento más álgido del 68, que Héctor Eladio al igual que otros de sus compañeros de las diferentes escuelas preparatorias y facultades de la Universidad, se movilizó para lograr el apoyo de los estudiantes. La FEG fue la que se opuso a que dentro de la Institución se soldaran vínculos entre los estudiantes de ambas universidades, la de Guadalajara y la de la capital de la República. En la biografía que del mismo Eladio hace el FNDP se menciona que a los 20 años, éste ya dirigía políticamente la actividad del FER, que había surgido en 1970[9]. Respecto a esta aseveración hay diferentes apreciaciones.
Aquí la UP estaba muy relacionada con el FER, claro, hay que decir que para la UP el FER era su creación. Pero también decir que hay otras opiniones en ese sentido. Hasta el 73 las organizaciones estuvieron ligadas, pero después se rompe todo eso. El estudio del maoísmo es importante, pero me parece que no era lo que definía a la UP, si era uno de sus referentes teóricos.[10]

En el documento se menciona que la cúpula originaria del FER compuesta entre otros por Arnulfo Prado Rosas “el Compa” y Manuel Rodríguez Moreno “El Clark” estuvo en cierta medida bajo la orientación directa de la estructura revolucionaria de la Unión del Pueblo representada por el mismo Héctor Eladio Hernández Castillo. El asesinato de “El Compa” en noviembre de 1970 por parte de la gente de la FEG, fue uno de los tantos sucesos que fueron ensanchando el camino de la violencia. A los pocos meses, en marzo del año 1971 Eladio fue detenido y torturado en la Penitenciaria de Oblatos. Fue apresado a causa de un supuesto asalto cometido a un banquero ambulante del Banco de Zamora. Es ahí, en el reclusorio, que conoció a Amador García Moreno quien cumplía una condena que iba de 1971 a 1975. Desde la cárcel se informaba sobre las posiciones de los nacientes grupos de guerra.
Es en Oblatos donde Eladio escribe el artículo Contra el caudillismo y al conocer la literatura de la LC23deS realizó otro artículo más llamado, Contra el “Ultra Izquierdismo” y el “Democratismo”. El Señor Benjamín Ramírez Castañeda señala que dichos artículos se escribieron en base a la discusión y reflexión grupal de los miembros que simpatizaban con Héctor Eladio en su estadía en la Penitenciaria de Oblatos. En dicho lugar, el líder de la UP organizó un acto de conmemoración en honor de Arnulfo Prado Rosas “El Compa”, al cual acudieron unas 25 personas. Dentro de Oblatos aprendió varios oficios e instaló un pequeño restaurante junto a otros presos. En esta etapa Eladio desarrollaba tanto trabajos administrativos como aseo. Se dice que éste se ganó el respeto de buena parte de la comunidad de Oblatos, a excepción de algunos otros miembros del movimiento armado, del cual se destaca a Alfredo Campaña López, de quien se dice en los documentos del FNDP:

Al poco tiempo de caer en la prisión fue víctima de una total desmoralización producto de su vida parasitaria, inmerso en la ociosidad, sin preocuparse por el trabajo o el estudio y sí, gastándose el dinero que su organización había expropiado y que él había escondido, haciéndolo caer en crisis, orillándolo a la desesperación y angustia por querer dejar la prisión
[11].

El lema de Héctor Eladio ante ese tipo de situaciones era, por eso, es en la Cárcel donde se conoce a los Hombres
[12]. Dentro, continuaba con la organización política de los presos. De hecho, Amador García Moreno declaró en su detención en marzo de 1978, haber conocido a Eladio durante esos años en la penitenciaria. Es el mes de octubre de 1974 que el dirigente de la UP es liberado debido a buen comportamiento. Poco después llegó a la penitenciaria de Oblatos Miguel Nazar Haro, con un grupo de elementos de la Dirección Federal de Seguridad, para cuestionarlo sobre los hostigamientos de la UP, al señalársele que Eladio había sido liberado por “observar una conducta ejemplar” Haro contesto “¡No sean pendejos!...precisamente por eso!. . no saben a quien soltaron”.[13] Se fueron a buscarlo a su casa y no lo encontraron. Eladio sale de la cárcel con la orden por parte del Comité Central de alinear a la estructura local. La apreciación de Pablo García Moreno, es que las instituciones policíacas de la ciudad y del país no precisaban de bien a bien, las capacidades y los vínculos que había entre los miembros de la Unión del Pueblo. Cuando caen “Los Amadores” en 1971 junto a Eladio, no eran considerados presos políticos, eran considerados presos comunes.

Cuando detuvieron a Ray, sospechaban de Eladio. La brigada blanca visitaba a los hermanos. Les pedían datos y los corroboraban. Luego del 71 cae Amador. La relación entre Eladio y Amador se establece a distancia por que estaban en diferentes celdas. Ambos simulaban distancia para que no se supiera la relación. Se saludaban de manera impersonal para evitar sospechas.Eladio leyó sobre técnicas de la interrogación, en base a eso sabia cuadrar las respuestas. El hecho de que se les escapara en 1974 y el consecuente enojo de Miguel Nassar Haro, fue una prueba de que Eladio y la organización eran capaces de mucho
[14].

Es en las instancias superiores de la Unión del Pueblo que se permite asumir el control de nuevo. Se habla que para entonces el grupo estaba en una crisis en Jalisco, debido a la desorientación por falta del liderazgo. En el otro punto de la personalidad de Eladio, y de acuerdo a un escrito aparecido en el Periódico El Insurgente, señala el lado humano de él y se remarca que uno de sus lados flacos era su simpatía por los niños.Héctor se caracterizaba por ser un hombre radical, responsable, serio, casi adusto, pero tenía una debilidad: los niños. No había viaje que hiciera que no regresara con obsequios para ellos, que un balero, el trompo, las pirinolas, un trocero de madera, los trasteritos y cazuelitas artesanales de su tierra Jalisco o de donde fuera.
Este cariño por ellos hizo que al final de nuestra convivencia participara en el programa cultural de clausura, representando al “coyote culo quemado del cuento”, actuación que fascinó a los pequeños que la presenciaron, creciendo a la vez su cariño y admiración por el compañero que siendo tan serio les había hecho reír tanto con su actuación.[15]

Esta imagen contrasta con la idea de un Héctor Eladio recio e impenetrable. A su vez, Pablo García Moreno plantea en retrospectiva una referencia del líder que lo coloca en el plano netamente humano, lejos del dogmatismo y del mito de la solemnidad. A pesar de la imagen seria de Eladio, este era muy carrilla. En la cárcel desarrollaron una forma de humor muy ácido como una forma de aminorar el aprisionamiento. Platicaban y cualquier detalle era bueno para hacer bromas y una cosa seria que compungía a alguno de ellos, por ejemplo, que alguno tuviera problemas con su novia, la iban reduciendo con bromas y carrilla hasta que todos terminaban, riendo, incluso el afectado por el problema
[16].

El nuevo proceso de reestructuración que enfrentó Héctor Eladio al salir de la cárcel implicó la inclusión de nuevos militantes a los que se les exigió firmeza y fidelidad a las causas que la UP planteaba como revolucionarias. Se les exigió trabajo político y entrega al estudio. Es en esta fase en la que Eladio fue liberado y más tarde detectado por la policía y estuvo cerca de ser detenido al llegar a su casa. Respecto a este hecho la biografía menciona que al llegar a su domicilio:

Los vecinos le informan de que horas antes había estado ahí la policía en su casa. El se dirige a este domicilio y retó a quienes posiblemente se encontraban ahí a salir a pelear, pero al no recibir respuesta se retira de la misma, no sin antes ametrallarla
[17].

En busca de la unidad, Héctor fue comisionado para relacionarse con los miembros de otros grupos y organizaciones revolucionarias, con los que entabló la lucha ideológica basada en el lineamiento de la Guerra Popular Prolongada. Al enterarse Eladio de la baja preparación de algunos de los demás miembros de la lucha revolucionaria, es que se preocupa por ayudarles en la reorganización. Esto en base a las experiencias de la UP, en lo relativo a la formación de cuadros profesionales, la construcción orgánica, la combinación de la lucha legal con la clandestina, y la dirección del movimiento de masas. Se habla que un comisionado de la UP se iba a presentar para mantener esta tarea de organización, pero que algunos de los miembros de los otros grupos, al sentirse ofendidos por el hecho de que la UP les adiestrara, conminaron en matarle. El comisionado falta a la reunión, y en su lugar se presenta Eladio, a quien no le hacen nada, lo que en su biografía es considerado una prueba del respeto que inspiraba por lo intachable de su militancia
[18]. Otra de las importantes tareas y responsabilidades de Eladio, fue la de haber sido uno de los principales organizadores e impulsores de las escuelas de educación político militar. Se le distingue como un dirigente revolucionario flexible, pero intransigente en el terreno de los principios e impecable en la lucha contra el enemigo.


El propósito de la lucha estaba orientado a la formación del Hombre Nuevo[19]: Sencillo, solidario, y de grandes cualidades humanas, que reconociera sus deficiencias y sus fallas, y que al darse cuenta se hiciera responsable de sus errores. En términos generales esta es la presentación biográfica que el FNDP hizo de Eladio. Ahora abordaré otro tema que también es de suma importancia, y que se refiere a la forma en que la UP trató de vincularse a los sectores populares de la sociedad mediante un órgano de difusión escrito que se llamó Proletario, periódico oficial de esta agrupación.


CITAS
[1] Entrevista con Testimonio Clave 5: 18 de mayo del 2003.
[2] http//:www.pdpr-epr.org/
[3] http//:www.PDPR.com
[4] Juan José Pujadas Muñoz, El método biográfico: El uso de la historias de vida en la ciencias sociales. Ed. Centro de Investigaciones Sociológicas. Madrid, España. 1992, pág.47
[5] Entrevista con Sergio Symonds C. “La Leona”, 13 de febrero 2003. Guadalajara, Jalisco.
[6] Rodolfo Gamiño M., opus cit, pág.119. Al mencionar a los Moreno, se refiere a los hermanos García Moreno, Los Amadores.
[7] FNDP, opus cit, pág. 14.
[8] Ídem, pág. 15.
[9] FNDP, opus. Cit., pág. 16.
[10] Entrevista con Armando Rentería. 1ero de febrero del 2003. Guadalajara Jalisco.
[11] FNDP, ídem, pág. 17.
[12] FNDP, ídem.
[13] FNDP, ídem, pág. 18.
[14] Entrevista con el Señor Pablo García Moreno. 29 de junio 2004. Guadalajara Jalisco.
[15] Periódico electrónico: El Insurgente. http//.www.elinsurgente.com. Este periódico aparece en Internet, y es actualmente el órgano de difusión del EPR, organización que a su vez tuvo su origen en el PROCUP.
[16] Entrevista con el Señor Pablo García Moreno. 29 de junio 2004. Guadalajara Jalisco.
[17] FNDP, ídem, pág. 19.
[18] FNDP, ídem.
[19] El concepto del Hombre Nuevo fue parte de la mística de la UP, es referido en varios de sus documentos, y como ya lo he expuesto a lo largo de este trabajo, algunas de las personas que pude entrevistar, me lo han ratificaron.

La Penal de Oblatos

La Penal de Oblatos
Recuerdo haber conocido externamente la penitenciaría de Oblatos
[1]. Esto antes de que fuera demolida a principios de la década de los ochenta, para transformarla en la unidad deportiva que hoy es. A la entrada de ese edificio, se arremolinaba por la mañana un bloque de gente, que aguardaba para ingresar a visitar a sus familiares. Sirviendo los canceles de entrada como salida, vi pasar a aquellos que recién alcanzaban su libertad. Tuve la oportunidad de observar a los quinceados[2] que salían libres en grupo con el pelo rapado, algunos de ellos tatuados y apurados por perderse entre la gente, ante la despectiva mirada de los guardias apostados sobre los muros. Es rara y a la vez intrigante, esta sensación de poder contar ahora un poco más sobre ese lugar, tan familiar a la vista en cierta fase de mi vida, pero tan ajeno e incomprensible al mismo tiempo. Antes como hoy, esa zona era conocida como el barrio de “La Penal”.

A razón de ser esta una historia de presos en Oblatos, el primer paso que daré para el apuntalamiento de esta investigación, va encaminado a elaborar ese gran dibujo que asienta un espacio específico. Propiamente, esta cárcel estuvo situada en el cruce de las calles Gómez de Mendiola y Sebastián Allende, también conocida como “la 58”, del sector libertad exactamente frente a la actual estación “Cristóbal Oñate” del tren ligero, que corre por la avenida Juárez y que al cruzar la calzada independencia, ya en el oriente de la ciudad, se transforma en la avenida Javier Mina[3].

Oblatos, era sin duda una de las piezas arquitectónicas que daban distinción a las colonias del oriente de la ciudad. Vino a sustituir a la antigua penitenciaría de Escobedo, la cual estuvo ubicada en los que para mediado del siglo XIX, fueron los huertos del Convento del Carmen, donde hoy en día se encuentra el parque Revolución[4]. La estructura física de Oblatos fue diseñada a fines de los años veinte por los arquitectos Agustín Basave y Filiberto López Aranda, y realizada materialmente por Xavier García de Quevedo. El costo total de la cárcel fue de 600 mil pesos, quedando con una frente de 184 metros y un fondo de 344.[5] Se inauguró el 8 de julio de 1932[6] en una ceremonia en la que se permitió la entrada a los jaliscienses de la época, para que admiraran la fortaleza de sus instalaciones.
En general puedo decir que la estructura de Oblatos esta concebida como un panóptico; esa ideación de la cárcel funcional en forma de estrella, creada por el ingles Jeremy Bentham a mediados del siglo XIX. Sobre la cual el mismo autor declaraba que era una de las formulas arquitectónicas más efectivas para la reclusión y la vigilancia, al grado de ofrecerse el mismo como operador de su propia obra, como lo manifiesta en la siguiente carta:
Permítaseme construir una prisión con ese modelo, y yo seré carcelero de ella. Veréis en dicha memoria que este carcelero no pide ningún salario y nada costará a la nación. Cuando más pienso en ello, más me parece que tal proyecto es de aquellos cuya primera ejecución debería estar en manos de su inventor. Si en vuestro país se piensa lo mismo a este respecto, quizá no se vería con malos ojos mi fantasía[7].

En un principio -y hablo de principios de los años treinta del siglo XX- la Penitenciaría de Oblatos estaría constituida por dos estrellas con ocho pasillos y por una serie de talleres en su alrededor para que ahí los presos recluidos laboraran en lo que duraban sus procesos.
[8] Ignoro las razones por las cuales la construcción se alejó del proyecto original y terminó siendo una estrella dividida por la mitad –medio panóptico- que juntas conformaba catorce pasillos[9]. El Departamento de procesados se encontraba del lado de la pared que daba al oriente de la ciudad, mientras que el Departamento de sentenciados estaba del lado poniente. En el libro La rebelión de Oblatos, José Aguilera Arévalo hace una breve descripción sobre estos dos departamentos:
El departamento de procesados, que es el segundo en tamaño, tiene forma de estrella, con 6 “picos” que son las regaderas, donde hay celdas por ambos lados, separados por un pasillo o calle. En estas calles hay puestos de tacos, de “comidas corridas” y de refrescos. En este departamento, se hallan obviamente las personas que todavía están sujetas a proceso. Por otra parte, el departamento de sentenciados tiene la misma figura que la de procesados y parecidos puestos en las “calles”, aunque cuenta con el doble de celdas. Aquí están los reos que ya han recibido su sentencia y purgan la condena que se les ha señalado.[10].

Por otro lado y con el afán de dar precisión a esta descripción de Oblatos, no deja de ser importante hacer referencia a la forma de ambos departamentos presentada por el Sr. Rafael Ortiz Martínez, quien fue detenido durante el año de 1972 perteneciendo a un comando del Frente Estudiantil Revolucionario, el cual luego de un accidente, fue recluido en Oblatos, cárcel a cuyos más importantes departamentos refiere de la siguiente manera:

El de procesados, era en forma de estrella. Un piso con una división, o sea; dos celdas a lo alto, por doce a lo largo. Era menos contaminado y más tranquilo. También las calles eran conocidas como la A, la B, la C. La calle C estaba clausurada por una barda para convertirla en el Departamento C o también conocido como “El Corralito”. El Departamento de Sentenciados era el más grande. Tenía dos pisos y cada piso tenía una división, o sea con dos celdas a lo alto por cada piso. Tenía forma de estrella en donde cada pico era una calle que eran conocidas como la calle A, B, C, etcétera. Cada calle parecía un edificio de vecindad con cuatro departamentos en lo alto por doce a lo largo. Estaba muy contaminado y ahí se encontraban los presos más viejos y la mayoría de “Los Chacales”.
[11]

Si se observa el plano del mapa tres realizado en 1975 que aquí presentó, se puede ver que al centro de los medios panópticos, se ve un pequeño círculo respecto al cual parten los siete pasillos que conforman cada uno de los departamentos. Esa estructura de vigilancia permanente, se complementaba con los once fortines[12] ubicados sobre los departamentos de procesados y sentenciados, en cuyo rededor se instalaban seis de los mencionados once fortines. Dichos fortines contaban con una entrada lateral, y un solo orifico que daba hacia la penitenciaría, por lo cual era imposible que los presos tuvieran la certeza de si había o no alguien instalado dentro de él. Así, la estructura cumplía el principio de Bentham que con precisión recoge Michel Foucault en el libro Vigilar y Castigar:

El panóptico es una máquina de disociar la pareja ver-ser visto: en el anillo periférico, se es totalmente visto, sin ver jamás; en la torre central se ve todo, sin ser jamás visto. Dispositivo importante, que automatiza y desindividualiza el poder. Éste tiene su principio menos en una persona que en una cierta distribución concertada de los cuerpos, de las superficies, de las luces, de las miradas; en un equipo cuyos mecanismos internos producen la relación en la cual están insertos los individuos
[13].

Con la referencia de Foucault respecto a la función de la celda y el sistema de vigilancia, queda claro que el castigo no sólo se sitúa en el encierro, sino que el objetivo central es la desarticulación del individuo desde diferentes planos. Ese cometido, es la clave de la cárcel moderna según palabras de Cesar Barros Leal:

La prisión es ante todo, un castigo. Ésta representa, en la practica, por encima de cualquier duda, muchísimo más que la mera privación de libertad, teniendo en cuanta que el condenado pierde, además, en un ambiente hostil, de tensiones y promiscuidad moral, la seguridad, la privacidad, la intimidad, la capacidad de autopromoción, la identidad social, subordinándose, a más de esto, a comandos autoritarios, impuestos no sólo por el director, por los agentes penitenciarios, como también por los liderazgos formados por otros presos[14].

La entrada de Oblatos se ubicaba por la calle Gómez de Mendiola. Junto a la entrada estaban las oficinas administrativas del lado oriente y los juzgados por el poniente. Un documento inédito que habla respecto a la estructura material de Oblatos para tratar de amplificar lo más posible la descripción de la cárcel como escenario, lo encontré en La Guerrilla en Guadalajara, que fue escrito por algunos de los miembros del “Colectivo Rodolfo Reyes Crespo”, el cual esta integrado por algunos de los ex militantes de la guerrilla. La mayoría de los miembros del colectivo estuvieron en Oblatos durante las década de los setenta. La visión descrita en este trabajo imprime ese rasgo sombrío que la cárcel emanaba en todo momento:
La mazmorra de Oblatos imponía desde su entrada. Era una construcción levantada con piedra negra de origen volcánico, de ahí su color, siguiendo el patrón de una fortaleza medieval con sus torreones de vigilancia y sus almenas[15].
A fines del año 2006 tuve la oportunidad de platicar con el señor Reyes Alvarado M. quien fue celador de Oblatos de los años de 1958 a 1978. Con unos planos y una serie de imágenes, tuvimos la oportunidad de hacer largo recorrido por los campos de lo que fue la penitenciaría, dándome una explicación pormenorizada de la mayor parte de las instalaciones y las funciones que componían a Oblatos. Entre los aspectos que hasta el momento me parecen más sobresalientes para integrar esta descripción, él señaló que la penitenciaría estaba rodeada por una muralla de unos cinco metros de altura, construida de roca volcánica. Cómo ya antes dije, distribuidos a su alrededor, contaba con once garitones o torreones, que incluían una pequeña puerta en donde se instalaba un policía. Desde ahí vigilaba mientras que por un pequeño orificio podía colocar un rifle para apuntar y disparar en caso de situaciones críticas. En la parte superior de la muralla, había un pequeño pasaje por donde caminaban los guardias, en este caso, eran los elementos de la policía rural del Estado los encargados de estar en ese lugar. Cada uno de los guardias apostados en los garitones daba una señal cada hora, para confirmar la situación de alerta constante. La señal era gritar el número de cada uno de los garitones y así, en secuencia se repetían hasta llegar al número once.
Durante las noches a veces los guardias se dormían, y esa era la razón para que los arrestaran. Por ejemplo, empezábamos: ¡uno, alerta!, ¡dos, alerta!, y de repente se hacia un silencio y se brincaba al cuatro. Entonces unos guardias iban por el vigilante dormido o distraído, lo despertaban y a la mañana siguiente ya no lo dejaban irse a su casa, ahí se quedaba en el patio unas horas.[16]

El entrevistado relató que uno de los grandes problemas hacia el año de 1973, era la sobrepoblación, ya que cuando se construyó la penitenciaría había sido diseñada para 800 reos. Para principios de los setenta había más de 2,500 presos
[17]. El asunto que más le preocupaba al Sr. Alvarado M. como celador para ese año del 73, era que no había un lugar determinado para ellos. La mayoría de los presos comunes pasaban prácticamente todo el día en los pasillos y sin un uniforme que los distinguiera, por lo cual era posible que presos como los guerrilleros a los que se consideraba peligrosos, se las arreglaran para confundirse entre los presos comunes recluidos en las celdas de los departamentos de procesados y sentenciados y así tener más oportunidad para poder escapar:

Todo el día, los señores de sentenciados y procesados andaban sueltos en el patio. A las 5 de la tarde, se tocaba una trompeta para llamar al pase de lista. Se paraba uno en la puerta de cada departamento y el “bastonero” se encargaba de ratificar que los nombrados se encontraran presentes. En caso de que alguno faltara, se le pedía a “los gritones” que se pasearan por el patio gritando el nombre de los que no estaban y era uno como celador, quien levantaba el reporte para que se les castigara por la falta. Ya si yo veía que era uno conocido, no levantaba el reporte y lo metía a su celda.
[18]

Es esta mención sobre la falta de un espacio para los guerrilleros, la que me da pauta para explicar en lo posible, la forma en que fue construido este lugar para separar ahí a aquellos militantes pertenecientes al movimiento armado. A partir de esa exclusión y aislamiento a la que fueron sujetos los guerrilleros, que intentaré construir una serie de reflexiones que permitan entrever como es que se manejaron las relaciones de poder entre estos presos sui géneris, y aquellos individuos que formaban parte de la administración carcelaria, los cuales se encargaban de su vigilancia y tratamiento.
A partir de 1973 los militantes de la guerrilla fueron canalizados a un espacio determinado dentro del sistema penitenciario de Oblatos: “El Rastro”. Podemos deducir de esa acción selectiva por segregarlos, no sólo el propósito de mantener aislados de la población general a los presos políticos. En la acción por separar a estos individuos específicos, asoma ya un tipo de relación entre el preso y el carcelero en el cual cabrán para el último, una serie de mecanismos discrecionales con lo que contará para hacer “uso” de los individuos recluidos en “El Rastro”.
De ahí que se pueda plantear que una de las hipótesis de esta investigación será que a través de los guerrilleros encarcelados, el brazo penitenciario y jurídico de un gobierno autoritario, intentaría conocer, desentrañar y predecir a la guerrilla que operaba en Guadalajara durante esa década. Los guerrilleros se constituyeron en fuentes de información dispuesta a ser utilizada en relación a cada una de las incursiones que en el exterior hacia la guerrilla. En este entendido, vendrá a ser efectiva la aseveración de Michel Foucault sobre funcionalidad de los cuerpos encarcelados, en tanto estos están situados en planos que conciernen a la lucha política.

El cuerpo esta también directamente inmerso en un campo político; las relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a trabajos, lo obligan a una ceremonias, exigen de él unos signos. Este cerco político del cuerpo va unido, de acuerdo con unas relaciones complejas y reciprocas, a la utilización económica del cuerpo; el cuerpo, en una buena parte, esta imbuido de relaciones de poder y de dominación, como fuerza de producción; pero en cambio, su constitución como fuerza de trabajo sólo es posible si se haya prendido de un sistema de sujeción.
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Sobre esta relación preso político- sistema penitenciario, en la cual el individuo se convierte en fuente de información y a la vez elemento fractal, sujeto observado en busca de descifrar un fenómeno de resistencia como lo fue la guerrilla, ya abundaré más adelante, en particular en el capítulo cuatro, cuando toque las jornadas de tortura y el aislamiento. De cualquier manera no está de más ir delineando juegos de poder como el antes referido, los cuales en buena medida son la razón última de una estructura carcelaria dispuesta para la disminuir individuos actuando en un espacio cerrado como lo denota la función misma de “El Rastro”, como lugar asignado a un grupo específico.
Cercar al individuo en una situación de crisis, la cual a su vez implica una forma de guerra, le permitió al aparato judicial y penitenciario mexicano, adelantarse a los hechos en ese mismo plano de lucha. Un preso político representaba varias cosas a la vez. Por un lado estaba la relativa inmovilización de la guerrilla. Por otro lado, esos presos podían ser valiosas fuentes de información. La información importante es la de los miembros y de la estructura, hasta el momento no he encontrado que hubiera dentro del Estado un interés por averiguar los argumentos ideológicos de los grupos armados.
La investigación corría por la ruta de lo “practico”. Nombres, lugares, armamento, estructura organizativa, casas de seguridad. Con esta información, se intentaba hacer un cálculo de la fuerza requerida para enfrentar a ese enemigo, de valorar sus posibilidades tácticas, armamentísticas y humanas. El espacio carcelario, dio pauta a la posibilidad de que el aparato de seguridad del Estado mexicano, desentrañara los secretos de la guerrilla. De ahí que sea importante la descripción de ese espacio, al cual en el caso de los guerrilleros debemos pensar no como un centro de penitencia o de reformación de los individuos, sino como un centro de análisis, una base de estudio policíaco que operó como laboratorio ante la guerrilla como una contingencia política a la cual había que enfrentar y resolver a partir de la reducción de sus militantes encarcelados.

[1] A partir de aquí, me referiré a la penitenciaría de Oblatos simplemente con el nombre de Oblatos, lo cual a su vez no debe confundirse ni con la antigua Hacienda de Oblatos, ni con la actual colonia Oblatos ubicada en el oriente de la ciudad. En caso de referirme a alguno de estos dos últimos lugares, los señalaré con la debida pertinencia. Yo creo que desde antes hay que referirnos a Oblatos de esa manera.
[2] Los quinceados eran presos que solo pasaban quince días detenidos por faltas administrativas. Una de las formas de castigo por dichas faltas, era la de raparlos.
[3] Mapa número 1. El mapa lo elaboré conforme a las actuales condiciones de organización del espacio en la zona. De estas, puedo decir que en general el entorno espacial que circundo a Oblatos durante los setenta sigue siendo el mismo. En particular por la existencia de la escuela secundaria número 8, la unidad deportiva lateral, la Iglesia de El Divino Preso, y por la calle 58 aun se encuentran el depósito de automóviles del IJAS (Instituto Jalisciense de Asistencia Social), la guardería del DIF y la escuela primaria. Para una mejor perspectiva de ese lugar en la actualidad ir a la sección de fotografías al final de esta investigación, páginas XXXXX
[4] La tesis de doctorado de Jorge Trujillo Bretón, será de mucha utilidad en lo que respecta a la organización de la vida al interior de una cárcel. Lo relativo a este tema se irá desarrollando a partir del segundo capítulo de esta tesis. Como dato adicional el Dr. Trujillo Bretón nos ha comentado que las rocas volcánicas que sirvieron de muros a la penitenciaría de Escobedo, fueron las mismas que se utilizaron para erguir también los muros y otras secciones de Oblatos. Para el caso, revisar Jorge Alberto Trujillo Bretón, Tesis Doctoral, Entre la celda y el muro: rehabilitación social y practicas carcelarias en la penitenciaría jalisciense “Antonio Escobedo” (1877-1911), El Colegio de Michoacán, México, 2007, 235 páginas.
[5] Juan Pablo de Tavira, ¿Por qué Almoloya?: Análisis de un proyecto penitenciario, Diana, México,1995, p. 65
[6] La reseña del evento se describió en el periódico El Informador, de la siguiente manera: “El acto sencillo y breve que tuvo por objeto hacer la inauguración oficial de la nueva Penitenciaría, se limitó a una sección musical ejecutada por la Banda del Estado, y aun discurso que se confió al Señor Licenciado, Don Manuel Acosta Bayardo, secretario del ayuntamiento de esta ciudad, quien estuvo felicísimo en sus conceptos llenos de juventud y de entusiasmo revolucionarios, expresando loas para quienes tuvieron la idea de construir una penal más en consonancia con la época (…) acto inaugural que terminó con el descubrimiento hecho por el encargado del poder ejecutivo del nombre de la Penitenciaría del Estado, cuyos caracteres se encuentran realzados en el frontispicio de la moderna construcción; y dos placas conmemorativas con la siguientes leyendas: En 1930, y siendo Gobernador Provisional del Estado el C. José María y Cuellar, se inicio esta obra, y fue concluida e inaugurada el 8 de julio de 1932, bajo el gobierno del C. Licenciado Sebastián Allende”. El Informador, Guadalajara, México, 9 de julio de 1932.
[7] Carta de Bentham a J. Ph. Garran, diputado ante la asamblea estatal. La carta esta fechada en Dover street, Londres, a 25 de noviembre de 1791. Se encuentra como uno de los documentos mediante los cuales se trata de explicar la evolución del proceso carcelario moderno. Bentham Jeremy, El panóptico, nombre de la página: elortiba.org, institución asociada: Librería Santa Fe, última actualización, 11 de junio del 2007, Argentina, http://www.elortiba.org/panop.html, fecha de consulta: 18 de abril de 2007.
[8] Mapa número 2, plano de Oblatos 1932.
[9] Mapa número 3, plano de Oblatos 1975.
[10] José Aguilera Arévalo, La rebelión de Oblatos, México, sin editorial, 1979, p. 22
[11] Rafael Ortiz Martínez, Breve historia de la penitenciaría de Oblatos, Guadalajara, sin editar, 2003, archivo personal. Se trata de un escrito de 26 páginas en donde se hace una breve descripción de Oblatos: estructura de la cárcel, fechas de detenciones, personajes y referencias a algunos hechos importantes en los que participaron los guerrilleros. Este grupo de “Los Chacales” sería al que aparentemente se le dio la orden de eliminar a los guerrilleros en octubre de 1977, cometido que falló provocando que la población -cansada de su constante hostigamiento- asesinará a la mayoría de ellos. En el cuarto capítulo de esta investigación, daré cuenta sobre los motines de 1977.
[12] Imagen número 1: el fortín. Se trata de una ilustración de uno de los torreones que conformaban los puntos de vigilancia alrededor de Oblatos. En cada uno de esos fortines se instalaba un guardia que desde ahí vigilaba tanto el interior de la Penal como el exterior de la calle. Remotamente recuerdo haberlos visto deambular por el canal superior de los muros de Oblatos de la calle 58, fuera de sus puntos de vigilancia, cargando sus rifles y mirando con desconfianza hacia todos lados. Detrás de los fortines se alcanzaban a ver las celdas del segundo piso del departamento de procesados, de entre cuyas rejas entre salían las piernas y los brazos de los presos que pasaban la tarde mirando hacia la calle y gritando a quienes pasábamos: ¡Arriba las manos! Para ver todas las ilustraciones en orden con su respectivo registro de fuente ir a la página XXX.
[13] Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, Siglo XXI, Argentina, 2001. p. 205 Respecto al abordaje que hace Michel Foucault sobre el Panóptico, es bueno señalar que no únicamente estable una relación mecánica basada en el ver-no ser visto, sino que esta función permite a quien vigila, convertir en objetos a desentrañar en sus aspectos diarios de vida. Remarco esto por que en el curso de la guerrilla hay un momento en el cual se decide trasladar a lo guerrilleros de los medios panópticos al departamento exclusivo de “El Rastro”. Sin duda será muy importante recrear la manera en que se gestó ahí esa otra mirada que se encargó de vigilar a los guerrilleros en el departamento G de presos de alta peligrosidad.
[14] César Barros Leal, Prisión. Crepúsculo de una era, Editorial Porrúa, México, año 2000, p.8 169 páginas.
[15] Colectivo Rodolfo Reyes Crespo, texto: La guerrilla en Guadalajara, Guadalajara, en proceso de edición, 2001, p.104
[16] Entrevista con el Señor Reyes Alvarado, 17 de diciembre del 2006, Guadalajara Jalisco. No puedo dejar pasar la oportunidad de comentar brevemente que el Señor Reyes Alvarado me contó una serie de sucesos mágicos ocurridos dentro de Oblatos a lo largo de su vida como celador. Entre éstos la historia del ladrón que ante los ojos de todos, atravesaba los muros por las noches y salía a robar regalos para los presos. Hay también la historia de un paletero preso por robo que juró salir de la Penal a “como diera lugar”, y un día en medio de un fuerte viento, empezó a levitar entre el aire, librando los muros ante la mirada atónita de los vigilantes. De estas historias la más impactante es la de un preso sombrío apodado “El Nagual”, quien estuvo en Oblatos durante la década de los cincuenta, encarcelado por haber asesinado a un cargador de verduras. “El Nagual” era “flaco, siempre vestido de negro, greñudo y muy barbón. Daba miedo”. Dentro de Oblatos mató a muchos por cosas insignificantes, como el haber matado a un preso que “rentaba” revistas por no haberle prestado una. “Lo acuchilló en milésimas de segundo. Los guardias obligaron a “El Nagual” que cargara el cuerpo a la enfermería, pero como era domingo y no había doctor y por ende estaba cerrado, lo hicieron que “guardara” al muerto en su celda toda la noche. Nombre, en la madrugada eran unos gritos horribles de “El Nagual” pidiendo ayuda pues el muerto lo quería matar”. Todas estas historias son parte de un imaginario de libertad y sufrimiento dentro de Oblatos que aún falta estudiar a fondo.
[17] Sobre este aspecto de la sobrepoblación, Juan Pablo de Tavira refiere una cifra cercana de presos hacia 1977. “Del año de su inauguración, a 1977, la prisión rebasó su cupo, llegando a tener cerca de tres mil reclusos. La calidad de vida dentro del penal se fue deteriorando conforme se rebasaron los límites físicos de cupo. Juan Pablo de Tavira Opus Cit., p. 65
[18] Entrevista con Reyes Alvarado M., 17 de diciembre del 2006, Guadalajara Jalisco. La función de los “bastoneros” había sido legislada desde principios del siglo XX, así éstos “debían estar provistos de un bastón de madera como única arma para hacerse respetar y defenderse cuando fueren agredidos” (Art.117) y para impedir que se cometen faltas y delitos. Además “deberán mantener el orden de sus vigilados, enviándoles los gritos (…) dándoles buen ejemplo con su conducta” (Art.119). José Barragán, Legislación mexicana sobre presos, cárceles y sistemas penitenciarios (1730-1930), Secretaria de Gobernación, México, 1977, p. 606
[19] Michel Foucault, Opus Cit. p. 33